viernes, 29 de julio de 2016

La  Siembra  en  la  Huerta  Orgánica (Segunda Parte)

En la Huerta podemos distinguir dos sistemas de siembra por semilla: la siembra directa (tratado en la entrega anterior) y la siembra en almácigos.

La siembra en almácigos con posterior trasplante. Consiste en sembrar las semillas en recipientes individuales, cajoneras o almacigueras, usando como sustrato compost o humus de lombriz.

Cuidados a tener en cuenta en un almácigo (válido para siembra directa):
  • Luz suficiente, las plantas requieren 5 horas de luz directa solar para desarrollarse normalmente.
  • Humedad adecuada, evitando el exceso de agua ya que el daño en la planta puede ser  irreversible.
  • Temperatura, durante la estación fría debemos tener especial cuidado usando algún tipo de protección ya que las plantitas son muy sensibles a heladas.



La fecha en que realizamos el almácigo es un dato que nos ayudará a determinar si nuestras plantitas se están desarrollando adecuadamente.

¿Cuándo trasplantamos?

Existen diferentes indicadores que podemos tener en cuenta para decidir el momento del trasplante del plantín (nombre que se le da a la plantita que se desarrolla en el almácigo):
  • Plantín con 3 o 4 hojas verdaderas o con tallo del grosor de un lápiz (para cebolla).
  • Plantín con 10 a 15 cm. de altura.
  • Transcurridos aproximadamente 30 días desde la siembra de la semilla.
El poder manejar estos diferentes indicadores, nos ayudarán a decidir el momento del trasplante cuando tenemos dudas.

La distancia de plantación de los plantines, debe respetar las necesidades de espacio de la especie a trasplantar (ver cuadro: Requerimientos de Siembra por Especie en la pestaña Calendario de siembra).



Atención: Un par de días antes del trasplante interrumpimos el riego de los plantines, para provocar “el endurecimiento” del plantín, esto permite la formación de un terrón en la raíz que facilitará la extracción de los plantines con la mayor cantidad de raíces, evitando su deshidratación.

La siembra en almácigos se usa en especies de semillas pequeñas, que necesitan cuidados especiales en las primeras etapas de desarrollo, por ejemplo lechuga, tomate, acelga, apio, berenjena, cebolla, brócoli.


viernes, 22 de julio de 2016

La Siembra en la Huerta Orgánica

En la naturaleza existen dos formas de propagación de plantas: la reproducción sexual o por semillas y la asexual que es la que se realiza mediante diferentes partes de la planta según la especie, como la división de matas en el orégano, la propagación mediante plantas hijas en la frutilla y mediante bulbillos o dientes en el ajo.

En lo referente a la reproducción sexual o por semillas es importante destacar que la semilla que vayamos a usar debe ser de buena calidad, es decir que no tenga manchas, que sea de tamaño adecuado, con un porcentaje de germinación aceptable (mayor a 70%) lo que se determina mediante test de germinación  o germinadores y además, tenemos que estar seguros de que la semilla es de la especie y variedad que deseamos sembrar.

Otros aspectos a considerar para que la reproducción por semilla sea exitosa es la calidad del suelo o sustrato y las condiciones ambientales: temperatura, luz y humedad.

En la Huerta podemos distinguir dos sistemas de siembra por semilla:
  • La siembra directa en la cual la semilla se siembra en el lugar definitivo donde germinará y dará una planta que se desarrollará  hasta el momento de la cosecha. Exige un terreno bien preparado con tierra de buena calidad que deberá estar mezclada con algún abono orgánico como compost o humus de lombriz. Esto permitirá contar desde el comienzo con un suelo poroso, con buena retención de agua y un adecuado contenido de materia orgánica. Además se debe respetar la distancia de plantación que requiere la especie (ver cuadro: Requerimientos de Siembra por Especie en la pestaña Calendario de siembra) y la profundidad de siembra que no debe ser mayor al doble del diámetro de la semilla.


La siembra directa se usa para especies de semillas grandes o de difícil trasplante, por ejemplo poroto, zapallo, habas, papa, maíz, zanahoria.

En la siguiente entrega continuaremos con la segunda parte de este tema.

lunes, 11 de julio de 2016

Agricultura  Orgánica,  Producción de  Semillas  y Soberanía  Alimentaria

La Soberanía Alimentaria es el derecho de los habitantes de un país a elegir su propia agricultura, es el derecho a elegir lo que queremos comer.

Los modelos productivos globalizados para combatir el hambre en el mundo han fracasado, es más, a partir de su instalación el hambre y la desnutrición han aumentado en muchas poblaciones del planeta.

Según datos del El Programa Mundial de Alimentos (PMA)“alrededor de 795​ millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa, es decir uno de cada nueve personas.”

Como ya expresamos en entregas anteriores, la agricultura orgánica como Filosofía de vida, nos da la oportunidad de un retorno de lo científico-técnico a lo intuitivo y natural. Es decir que es posible fundamentar científicamente todo el conocimiento acumulado a lo largo del tiempo por las culturas tradicionales (indígenas, pequeños agricultores, agricultores familiares), cuyos conocimientos se originaron  en el saber hacer desde la práctica diaria, desde la vida misma y fueron trasmitidos de generación en generación. Ellos han jugado un rol muy importante a lo largo del tiempo, en la preservación del material genético (germoplasma) que es la base de nuestras semillas locales.


Un punto fundamental de cualquier sistema de producción a pequeña escala es la producción de semillas en el lugar o locales, característica de los predios familiares y colectivos. Preservar la semilla en estos sistemas es la base de la Soberanía Alimentaria.


Existen en nuestro país productores orgánicos y emprendimientos colectivos locales dedicados a producir su propia semilla y a intercambiarlas a través de las redes de intercambio de semillas.

Cuando capacitamos en cómo producir semillas para los diferentes cultivos  que integran nuestra huerta, estamos promoviendo y reafirmando la Soberanía Alimentaria y destacando que es un derecho que hace a la sustentabilidad de nuestro agroecosistema: La Huerta Orgánica.

lunes, 4 de julio de 2016

La  Agricultura  Orgánica  como  estrategia para reducir los gases de efecto  invernadero (GEI).


Desde el siglo XX, a partir de la Revolución Industrial y de  la Revolución Verde en la agricultura, nuestro planeta Tierra ha venido experimentando una serie de cambios a nivel climático (debido al incremento de algunos gases a partir de allí), lo que convirtió al ser humano en el principal agente del cambio climático.

El efecto invernadero natural es importante para el desarrollo de la vida en nuestro planeta, de lo contrario las temperaturas serían muy bajas. Sin embargo, algunas actividades antrópicas como la industria y la agricultura han provocado un aumento de los gases con efecto invernadero (GEI).

Las prácticas de la agricultura convencional han causado el aumento de las emisiones de  dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y dióxido nitroso (N2O), considerados gases de efecto invernadero.

Una estrategia válida para reducir el impacto negativo de la agricultura convencional nos la brinda la Agricultura Orgánica por medio de sus prácticas de manejo que permiten:
  • Conservar la biodiversidad, por ejemplo mediante la asociación y rotación de cultivos.
  • Conservar la calidad del agua debido a que no se usan productos de síntesis química que puedan contaminar las aguas superficiales o profundas.
  • Conservar la fertilidad del suelo por el uso de rotaciones de cultivos, abonos orgánicos o plantas leguminosas.
  • Evitar la erosión mediante el uso de coberturas vegetales.
Todas estas prácticas redundarán en una reducción en la producción de CO2 y  N2O en mayor grado, y de CH4 en menor grado, lo que permitiría disminuir los impactos negativos que en definitiva afectarían la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables.