Importancia de la Educación Ambiental en niños y
jóvenes.
Si bien la Educación Ambiental no está restringida a
ninguna edad, (es más, hoy se la considera un instrumento para que los
colectivos se informen y adquieran habilidades para defender su derecho a tener
un ambiente libre de contaminantes), es en niños y jóvenes donde adquiere su
mayor potencialidad.
La transversalidad de la educación ambiental en los
programas de estudio permite a los docentes acompañar el desarrollo de niños y
jóvenes para que sean más autónomos, creativos, cuestionadores, reflexivos ya
que la dimensión ambiental les permitirá tener una mirada más amplia y disponer
de más estrategias.
Las decisiones que cada uno de nosotros toma todos los
días afectan el entorno y dependen de nuestra valoración.
Sea cual sea la herramienta utilizada, la educación ambiental debe lograr un cambio
en la manera de pensar y actuar que se manifieste en
actitudes y hábitos para una
mejor convivencia.
Un claro ejemplo de esto se visualiza en los centros
de enseñanza que desarrollan proyectos de huerta orgánica: allí se aprende a
observar, a ser pacientes, a descubrir, a cometer errores que nos van a
permitir aprender, a saber que podemos tener otras oportunidades, a cuidarnos a
nosotros y a los otros, a ser solidarios, a cuestionar, a rescatar esos
valores que no queremos perder. Como lo planteaba
Lewis, (1996), “Las plantas son tan eficaces en la obtención de respuestas
humanas debido a que su entorno contrasta fuertemente con el mundo social en que
nos movemos…. Las plantas no tienen prejuicios, no amenazan y no discriminan.
Responden a la atención, no a las fortalezas o debilidades de la persona que la
haya facilitado…”
Lewis, C.A.
(1996) Green Nature Human Nature: The meaning of plants in our lives. Illinois:
University of Illinois Press.
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