viernes, 25 de noviembre de 2016

Suelos  ácidos y alcalinos, cómo corregirlos

Ya mencionamos en entregas anteriores que la mayoría de las plantas hortícolas crecen en suelos ligeramente ácidos a neutros con pH entre 6 y 7.

Cuando nos alejamos de esos valores se presentan problemas en el crecimiento de las plantas, debido a que los nutrientes no estarán solubles para que las plantas los puedan tomar y además se verá afectada la actividad microbiana del suelo que en la agricultura orgánica es de gran importancia.

El pH del suelo en una huerta orgánica no debería ser un problema ya que dentro de las sugerencias de manejo (tratadas en el blog), está el agregado de  compost o humus de lombriz, que permiten mantener el pH próximo a la neutralidad.


Recordemos que la determinación del pH se realiza con cintas indicadoras de papel tornasol que se adquieren en comercios especializados según explicamos en la entrega El pH del suelo en la Huerta Orgánica.

Debido a frecuentes consultas en este tema, es importante tener en cuenta que solamente en los casos en que hayamos comprobado que el pH es muy ácido o alcalino debemos recurrir a ciertas estrategias como la incorporación de enmiendas (turba, humus, cenizas de madera), para mejorar las propiedades del suelo.

Suelos con pH ácido

El agregado de cenizas de madera es una solución en suelos ácidos, ya que al ser éstas muy alcalinas aumentan el pH del suelo y desbloquean nutrientes dejándolos disponibles para que las plantas los puedan tomar.

En la combustión de la madera se consume el carbono orgánico y las cenizas resultantes contienen principalmente calcio y potasio en forma de carbonatos, además podemos encontrar en menor proporción  fósforo, hierro, aluminio, magnesio y manganeso. Las cenizas procedentes de madera  dura contienen más nutrientes que las procedentes de madera blanda.

Suelos con pH alcalino

En este tipo de suelos se sugiere agregar materiales acidificantes como estiércol, turba, mantillo, hojas de pino, lo que se deberá realizar con suficiente tiempo ya que los efectos se manifestarán a largo plazo.

En el caso de usar estiércol tendrá que pasar por un proceso de estabilización, ya que los productos de su descomposición pueden afectar la actividad microbiana del suelo.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Semillas a usar en la Huerta Orgánica

Una pregunta frecuente entre quienes inician su experiencia en la Huerta Orgánica es: qué semillas debo usar y dónde las consigo.

Si bien uno de los objetivos de los proyectos de huerta orgánica es llegar a producir nuestra propia semilla, al principio vamos a tener que obtenerla de amigos que ya producen su semilla o a través de un banco de semillas. El uso de estas semillas nos asegura que la semilla sea de calidad, de origen conocido ya que se trata de semillas de variedades adaptadas a nuestras condiciones, que han sido seleccionadas y preservadas, en muchos casos durante varias generaciones.

Sin embargo, muchas veces vamos a tener que recurrir a distintos medios para obtener las semillas y para esto debemos saber que existen diferentes tipos:

Semillas de especies de variedades adaptadas localmente o semillas criollas.


Estas son las que debemos preferir. Estas semillas han sido adaptadas a nuestras condiciones locales por un proceso de selección natural o manual de los productores. Su uso evita la pérdida de biodiversidad, promueven la soberanía alimentaria ya que las plantas que descienden de ellas son fértiles, es decir nos darán la semilla para la siguiente siembra. Es una aspiración de quienes tienen una huerta orgánica llegar a producirlas.

Semillas híbridas.
Estas semillas deben ser evitadas. Se obtienen de plantas originadas por el cruzamiento de dos especies o variedades genéticamente diferentes, mediante polinización cruzada que puede ser artificial, realizada por el hombre o natural, mediante agentes polinizadores. Si bien la primer cosecha obtenida es de alto rendimiento (ya que se buscan las mejores características genéticas de las dos líneas que le dieron origen),  la descendencia de las plantas híbridas en la mayoría de los casos no es fértil, es decir que no vamos a poder usar las semillas de estas plantas, ya sea porque no germinarán o en el caso que lo hagan, las plantas que se obtienen de ellas serán desuniformes o poco productivas, totalmente diferentes a la planta antecesora.                
En los envases comerciales estas semillas se identifican porque aparece la palabra “Híbrido” a continuación del nombre de la especie o “F1”.

Semillas transgénicas.
Este tipo de semillas no debe utilizarse nunca en la huerta orgánica. Son las que se obtienen de plantas en las que se realizó manipulación genética en el laboratorio, mediante la introducción en esa planta de genes procedentes de otra planta o un microorganismo (bacteria, virus) o un animal (cerdo, pollo) o de un pez o de un insecto. En este caso se han roto las barreras naturales para generar la vida. Esto se realiza con distintos fines como por ejemplo para aumentar la resistencia a plagas que atacan las plantas, lo que significa que la plaga que se alimente de esa planta morirá por la existencia en todas las células de la planta de un agrotóxico. (Habría que preguntarse cómo afecta el consumo de estos cultivos a todo el reino animal).
En los envases comerciales estas semillas las identificamos porque se destacan sus características como resistencia a insectos (RI), tolerante a herbicidas (TH), entre otras.
Un problema adicional que preocupa a técnicos y productores orgánicos es la contaminación del polen de los maíces nativos o criollos con el polen de los maíces transgénicos, hecho comprobado en nuestro país en recientes investigaciones, con las inminentes consecuencias en la pérdida de la diversidad (material genético) y de la soberanía alimentaria, que es el derecho de cada pueblo a elegir su propia agricultura.

Por eso debemos tener mucho cuidado a la hora de elegir las semillas a sembrar en nuestra huerta y  tener presente su origen.

A tener en cuenta:


Muchas veces cuando se comienza una huerta tenemos que recurrir a la compra de semillas en alguna de las semillerías para lo cual tendremos que pedir información sobre el origen de las semillas (descartando las híbridas y transgénicas), de esta manera se podrán cumplir los  objetivos de obtener productos sanos, nutritivos y además, producir nuestras propias semillas. Cuando existan dudas pediremos opinión a amigos o conocidos que tengan experiencia.




miércoles, 2 de noviembre de 2016

Las Huertas  Comunitarias  Barriales  y sus Beneficios para la Comunidad

“ Las hojas bailaban verdes, centelleantes. Sentí que esto era el verdadero paraíso sobre la tierra. Todo lo que me había poseído, todas las agonías, desaparecieron como sueños e ilusiones y algo que se podría denominar la verdadera naturaleza se reveló ante mí."

Masanobu Fukuoka

Cada vez encontramos menos casas que tengan al menos un metro cuadrado de terreno y es por eso que muchas veces recurrimos a estrategias que nos permiten tener una pequeña huerta en una terraza, azotea o patio con resultados por demás enriquecedores.

Hoy nos vamos a referir a otras huertas, las Huertas Comunitarias Barriales, muchas de ellas fueron el empujón que necesitaban algunos vecinos para animarse a poner las manos en la tierra y descubrir sus múltiples beneficios sociales, urbanísticos, ambientales y económicos.


Desde lo social este tipo de experiencia permite mejorar la calidad de vida  de los vecinos, desarrollar la solidaridad, la autogestión, las relaciones entre las distintas generaciones y el sentido de pertenencia al barrio.


En lo urbanístico y ambiental  los huertos comunitarios permiten recuperar espacios abandonados y transformarlos en lugares de inspiración, de disfrute de la naturaleza, de adquisición de técnicas de agricultura orgánica.


En lo económico se logra  la autoproducción de alimentos orgánicos de calidad, permitiendo reproducir la experiencia y los conocimientos adquiridos en los hogares.

Si bien existen algunos barrios en los que se han promovido este tipo de proyectos, aún queda mucho por hacer para lograr difundir y entusiasmar a los vecinos, para en definitiva recuperar muchos de los valores que nos han caracterizado como sociedad.